Con dos actos conmemorativos del histórico hecho que
tuvo a un joven comandante Hugo Chávez Frías al mando, se recordó en la Argentina el 4 de
febrero de 1992.
Los actos en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina,
comenzaron por la mañana en el Parque Rivadavia, con la ofrenda floral al
monumento del Libertador Simón Bolívar.
El acto contó con la presencia de los
embajadores de la República
de Cuba, Jorge Lamadrid Mascaró, del Estado Plurinacional de Bolivia, Leonor
Arauco, de la República
de Angola, Hermínio Escórcio, y la secretaria de la embajada de Ecuador,
Margarita Vallejo.
Como en años anteriores participaron
también referentes de organizaciones sociales como Lito Borello, de “Los
Pibes”, Walter Formento, del “Encuentro Nacional, Popular y Latinoamericano”,
Carlos Aznárez, del periódico “Resumen Latinoamericano”, el Movimiento Nacional
Campesino, Marea Popular, la Corriente Política Enrique Santos Discépolo y la Corriente Política
17 de agosto, entre otras.
Por la noche, en el
Centro Cultural de la
Cooperación “Floreal Gorini”, se proyectó el documental “4F, Alborada
Revolucionaria”.
Abrió el encuentro
Stella Calloni, periodista e investigadora, quien conoció a Hugo Chávez en el
’94, cuando fuera liberado luego de purgar dos años en la cárcel, desde donde organizó
al pueblo en diferentes cacerolazos o llaverazos contra el gobierno neoliberal
de Andrés Pérez. Ella lo entrevistó, ya
liberado, mientras lo recibían en la barriada popular “23 de enero” como a “un
líder”.
Stella Calloni, recordó
que cuando el levantamiento del grupo MBR 200, comandado por Hugo Chávez, fueron mostrados en los medios de Argentina como
“carapintadas”, pero estos militares venezolanos “se negaban a seguir matando a
su pueblo”. “La propuesta revolucionaria de ese grupo se fue cumpliendo” una
vez en el poder, que no lograron obtener
en el ’94, pero sí en el ’98 con una contundente victoria en las urnas.
La periodista insistió
en que “la unidad de América Latina comienza con el ejemplo, con lograr la
unidad en nuestros propios países” y si bien la derecha actual, que articula a
lo largo de toda la región, está “muy empobrecida, si no estamos ganando es
porque no hemos logrado armar una izquierda, verdadera, fuerte, con una mirada
estratégica, que pueda asumir con seriedad el momento político de América
Latina”.
Concluyó pidiendo que
“no nos descuidemos” porque los medios monopólicos de comunicación buscan
desgastar las imágenes de nuestros líderes, e instó a los presentes a intentar buscar siempre
el pensamiento contrahegemónico que nos enseñó Hugo Chávez, y la Cuba de Fidel Castro.
El embajador de
Venezuela en Argentina, Carlos Martínez Mendoza, protagonista de la rebelión
del 4 de febrero de 1992, narró cronológicamente los antecendentes históricos
de Venezuela, desde el ’63 en adelante, el caldo de cultivo de esa rebelión que
si lo hubieran hecho los civiles, aunque muchos los acompañaron, hubiera sido
una masacre como en el ’89, con el “Caracazo”.
En Venezuela, “las fuerzas armadas eran usadas para quitar
y colocar gobiernos”, pero no había historia de que los propios militares
tomarán el poder, menos que defendieran al Pueblo, dos de los objetivos del
MBR200.
Identificó esa rebelión,
con una “quijotada”. Ese día Hugo Chávez
dejó abierto el desenlace de esa parte de la historia con un “por ahora”, que
lo encontraría victorioso en las urnas en el ’98, en el ’99 comenzó a cumplir
con el programa, con un referéndum para modificar la Constitución del país,
reforma que le permitiría llevar adelante los cambios revolucionarios de sus
gestiones.
El embajador, general
Carlos Martínez, militar consustanciado con el proceso revolucionario de su
región, cerró planteando los dos debates que vive la Revolución Boliviariana
en su país: más democracia con sustentación popular; y unas fuerzas armadas
expresión de su pueblo y consustanciada
con la unidad latinomericana”