martes, 5 de febrero de 2013

"Fue una quijotada"

Con dos actos conmemorativos del histórico hecho que tuvo a un joven comandante Hugo Chávez Frías al mando, se recordó en la Argentina el 4 de febrero de 1992.

Los actos en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, comenzaron por la mañana en el Parque Rivadavia, con la ofrenda floral al monumento del Libertador Simón Bolívar. 

El acto contó con la presencia de los embajadores de la República de Cuba, Jorge Lamadrid Mascaró, del Estado Plurinacional de Bolivia, Leonor Arauco, de la República de Angola, Hermínio Escórcio, y la secretaria de la embajada de Ecuador, Margarita Vallejo.

Como en años anteriores participaron también referentes de organizaciones sociales como Lito Borello, de “Los Pibes”, Walter Formento, del “Encuentro Nacional, Popular y Latinoamericano”, Carlos Aznárez, del periódico “Resumen Latinoamericano”, el Movimiento Nacional Campesino, Marea Popular, la Corriente Política Enrique Santos Discépolo y la Corriente Política 17 de agosto, entre otras. 

Por la noche, en el Centro Cultural de la Cooperación “Floreal Gorini”, se proyectó el documental “4F, Alborada Revolucionaria”. 
Abrió el encuentro Stella Calloni, periodista e investigadora, quien conoció a Hugo Chávez en el ’94, cuando fuera liberado luego de purgar dos años en la cárcel, desde donde organizó al pueblo en diferentes cacerolazos o llaverazos contra el gobierno neoliberal de Andrés Pérez.  Ella lo entrevistó, ya liberado, mientras lo recibían en la barriada popular “23 de enero” como a “un líder”.

Stella Calloni, recordó que cuando el levantamiento del grupo MBR 200, comandado por Hugo Chávez,  fueron mostrados en los medios de Argentina como “carapintadas”, pero estos militares venezolanos “se negaban a seguir matando a su pueblo”. “La propuesta revolucionaria de ese grupo se fue cumpliendo” una vez en el poder,  que no lograron obtener en el ’94, pero sí en el ’98 con una contundente victoria en las urnas.

La periodista insistió en que “la unidad de América Latina comienza con el ejemplo, con lograr la unidad en nuestros propios países” y si bien la derecha actual, que articula a lo largo de toda la región, está “muy empobrecida, si no estamos ganando es porque no hemos logrado armar una izquierda, verdadera, fuerte, con una mirada estratégica, que pueda asumir con seriedad el momento político de América Latina”.

Concluyó pidiendo que “no nos descuidemos” porque los medios monopólicos de comunicación buscan desgastar las imágenes de nuestros líderes,  e instó a los presentes a intentar buscar siempre el pensamiento contrahegemónico que nos enseñó Hugo Chávez, y la Cuba de Fidel Castro.

El embajador de Venezuela en Argentina, Carlos Martínez Mendoza, protagonista de la rebelión del 4 de febrero de 1992, narró cronológicamente los antecendentes históricos de Venezuela, desde el ’63 en adelante, el caldo de cultivo de esa rebelión que si lo hubieran hecho los civiles, aunque muchos los acompañaron, hubiera sido una masacre como en el ’89, con el “Caracazo”.

En Venezuela,  “las fuerzas armadas eran usadas para quitar y colocar gobiernos”, pero no había historia de que los propios militares tomarán el poder, menos que defendieran al Pueblo, dos de los objetivos del MBR200.

Identificó esa rebelión, con una “quijotada”.  Ese día Hugo Chávez dejó abierto el desenlace de esa parte de la historia con un “por ahora”, que lo encontraría victorioso en las urnas en el ’98, en el ’99 comenzó a cumplir con el programa, con un referéndum para modificar la Constitución del país, reforma que le permitiría llevar adelante los cambios revolucionarios de sus gestiones.

El embajador, general Carlos Martínez, militar consustanciado con el proceso revolucionario de su región, cerró planteando los dos debates que vive la Revolución Boliviariana en su país: más democracia con sustentación popular; y unas fuerzas armadas expresión de su pueblo  y consustanciada con la unidad latinomericana”

¡Viviremos y Venceremos!


¡Fuerza Chávez! 

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